lunes, 22 de julio de 2013

Relatos de un viajero reservado.

Esta semana tuve varios problemas económicos, y en general fue una semana desgastante, no pude hacer reseña de algo nuevo como intento con cada entrada, para esta decidí algo más personal, una anécdota hecha narración, de algo que me paso hace poco,  espero lo disfruten y en la semana, si logro ir al cine, haré reseña de esa película (antes de la actualización semanal de cada domingo).


Este viernes pasado, era un día importante, en la tarde tenía una entrevista para entrar a una universidad de cine, para variar mi suerte me estaba haciendo difícil llegar, después de mucho esperar, me trepe al tren 5-1c, estaba lleno de diversas personas, hacía calor y olía mal, pero por lo menos ya estaba rumbo a mi destino, fue ahí que mis ojos observaron una cabellera dorada a lo lejos y unos ojos negros con un rostro de rebelde,  esa linda chica,  tenía la mirada seria y distante que en varias ocasiones cruzamos; pero supongo que cada quien estaba muy metido en sus pensamientos como para prestarle atención a lo demás (Aparte, esta sociedad en la que vivimos hoy, fomenta la No-Interacción personal, asientos solos, sin oportunidad de hablar, etc.) pero al llegar a mi destino, tuve que bajar del tren, ya abajo camine rumbo a la escuela, entre y a los pocos minutos me atendieron, fue una placentera charla que duró aproximadamente media hora, al salir tome el rumbo contrario al que debía tomar, cosa que me hizo caminar por otros 5 minutos, la espera fue menor que la de partida sin embargo fue tediosa, para cuando llegó el tren, estaba muy metido en mis pensamientos y en la alegría de haber sido aceptado, ubique un asiento vacío y me senté, la radio en línea que escuchaba de repente cambió de canción y comenzó a sonar en mis oídos Summertime - Janis Joplin, fue entonces que levante la mirada y noté que sorpresivamente, en el otro extremo del tren, estaba esa fiera de cabellos dorados, mirándome con una sonrisa coqueta que le devolví casi de inmediato,  pasamos todo el trayecto comunicándonos entre miradas y gestos,  sin pronunciar alguna palabra, pues cualquier intento era sofocado por los ruidos de la ciudad.
Tuvimos un agradable viaje, pero para mí mala suerte,  cerca de su parada a punto de hablar e intercambiar nombres, un río de gente subió, bloqueando mi visión y dividiendo el transporte en dos por unos momentos, para cuando se disipó un poco la gente, ella ya no estaba.


Estoy seguro que no será la última vez que vea a esa misteriosa chica de ojos coquetos.

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